Aquí estoy, en lo mas profundo de un gran
edificio viejo y aunque este lleno siempre de gente, para mi es un lugar vacío,
lleno de opacos y largos tejidos de arañas que con sus tantos ojos han podido
ver lo que ocurrió aquí, pobres de ellas, si yo con solo dos me basta para
llenarme de melancolía al imaginar todos esos sucesos que marcaron este pequeño
lugar.
En este momento me encuentro acostado en una
vieja cama, si es que se le puede llamar así, que con su chillante rechinido
provoca un escalofrió que recorre mi cuerpo lentamente, es dura como una piedra
y fría como el alma que habita este cuerpo débil y ya casi sin vida. Las
paredes son tan viejas y gastadas que parece que van a derrumbarse, algunas personas dicen que las paredes oyen y no dudo que estas
cuatro ya se estén quedando sordas de tantos gritos, de tanto odio, de tanto
mal.
Solo hay una pequeña ventana llena de barrotes oxidados y con una vieja cortina desgarrada
por las ratas que abundan en la habitación, quisiera decir que eso es lo peor pero no lo es, el olor de
aquí es repugnante, quisiera que entrara un poco de aire a llenar este cuerpo
que a gritos desea salir de aquí, pero por mas que intento no puedo, afuera
siempre esta rodeado de seres que visten de negro, siempre vigilantes y a la
espera de que yo intente escapar para terminar con mi vida, hay veces que
quisiera hacerlo y acabar con todo esto, ya que cualquiera preferiría la muerte
a seguir viviendo tras las rejas.
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